Cabo de la Huerta

RECORRIDO:

4.35 km

DURACIÓN:

2 horas 30 minutos

DIFICULTAD:

Fácil

El antiguo Cap de l’Alcodre

Limitando al noreste la bahía de Alicante, entre las playas de la Albufereta y de San Juan, el Cabo de la Huerta recibe su nombre de la desaparecida huerta alicantina regada en gran parte por el agua del río Monnegre que, tras la construcción del embalse de Tibi a finales del siglo XVI, permitió la ampliación de su riego basado en un sistema de acequias hasta zonas próximas como La Condomina. Pero antiguamente este cabo era conocido como l’Alcodre, procedente del árabe al-kodra “la verde”, etimología que daría paso al nombre actual.

Geológicamente, el sustrato rocoso del Cabo de la Huerta está constituido por areniscas amarillentas depositadas hace unos 8 millones de años (Mioceno superior) en una plataforma continental marina de poca profundidad. Contienen fósiles de erizos y bivalvos, siendo muy frecuentes las trazas fósiles. Sobre estas areniscas miocenas, se observan localmente capas horizontales de microconglomerados del Cuaternario que corresponden a una terraza marina considerada como “una playa fósil de hace 100.000 años”.

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El Cabo de la Huerta tiene una vegetación terrestre muy particular adaptada a las características del entorno, como la margarita de mar (Asteriscus maritimus), la coronilla de hoja fina (Coronilla juncea), o el hinojo marino (Crithmum maritimum), destacando algunos endemismos de la provincia de Alicante como el Senecio auricula y, sobre todo, la siempreviva alicantina (Limonium furfuraceum).

En cuanto a la vegetación marina, junto a la orilla o entre las rocas, fácilmente se detectan restos de Posidonia oceanica y de algunas algas. La Posidonia es una planta endémica del Mediterráneo y tiene una notable importancia ecológica ya que forma praderas submarinas, constituye la comunidad clímax del Mar Mediterráneo y ejerce una considerable labor en la protección de la línea de costa contra la erosión.

Con respecto a la fauna, distinguimos especies de aves costeras o marinas como el cormorán grande (Phalacrocorax carbo), la gaviota de audouin (Larus audouinii) y el charrán patinegro (Sterna sandvicensis). Además, se puede observar la presencia de otras aves ligadas al agua como la garceta común (Egretta garzetta), el chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus), el vuelvepiedras común (Arenaria interpres) y el zarapito trinador (Numenius phaeopus).

La presión urbanística de los últimos 30 años hizo que el Cabo sufriera una importante transformación. No obstante, y debido posiblemente a la orografía, algunas zonas escaparon parcialmente a la urbanización preservando su valor medioambiental. Actualmente, el Cabo de la Huerta cuenta con una microrreserva de flora en Cala Cantalares y forma parte de los Lugares de Importancia Comunitaria (LIC) de la Comunidad Valenciana propuestos en la Red Natura 2000 (Unión Europea), protegiendo las praderas de Posidonia oceánica y los fondos rocosos de gran calidad ambiental.

1. Playa de la Albufereta

0 metros

Partimos hacia el Cabo desde la playa de la Albufereta. Con una extensión actual de 423 m, esta playa de arena oscura y aguas tranquilas fue una ensenada protegida de los vientos donde se ubicaba el puerto de la ciudad ibero-romana de Lucentum.

2. Vestigios de época romana

200 metros

En dirección este, subimos por una pasarela de madera desde donde se aprecia el paso de la cultura romana, conduciéndonos por los vestigios de lo que sería una villa marítima, pudiendo comprobar en la misma línea de costa los restos de un vivero de peces.

3. Puerto deportivo

220 metros

Tomamos como referencia una hilera de palmeras (Phoenix dactylifera) para atravesar las instalaciones del puerto deportivo Club Náutico Costa Blanca. Continuamos el camino junto al que aparecen algunos ejemplares de plantas invasoras como la pitera (Agave americana) o la uña de león (Carpobrotus edulis), así como otras provenientes de las viviendas colindantes, mezclándose con la vegetación costera.

4. Playa de la Almadraba

430 metros

Llegamos al centro de la playa de la Almadraba, nombre que proviene del árabe y cuyo significado “lugar donde se golpea o lucha” está vinculado al arte de pesca del atún. Tras la caseta blanca del botiquín de playa está el vallado del yacimiento “Almadraba Camping Bahía”, un asentamiento industrial de época romana alto imperial con restos arqueológicos apenas visibles, guardando una estrecha relación con lo apreciado en el tramo/parada 2.

A continuación, hay una pequeña arboleda compuesta de eucaliptos y pinos que formaba parte del desaparecido Camping. Continuamos por un murete siguiendo la hilera de palmeras hasta que alcanzamos los espigones construidos en los 80, fruto de las obras paralizadas de lo que pretendía ser el puerto deportivo “Puerto Amor”. Entre los espigones o junto a ellos comenzamos a distinguir flora singular e incluso endémica como el Limonium furfuraceum.

Desde aquí tenemos una buena perspectiva de la playa y de la bahía de Alicante hacia el sur. Seguimos por un estrecho paso junto al vallado de construcciones en paralelo a la costa, aumentado el matorral de pequeños arbustillos perennes como la bufalaga (Thymelaea hirsuta), acompañada de gamones (Asphodelus sp.) y el colorido de plantas extendidas, destacando la margarita de mar (Asteriscus maritimus).

5. Cala Judíos

1200 metros

Cala Judíos. Popularmente conocida como “la Calita”, es una cala de reducido tamaño con apenas 200 m de longitud, de arena oscura y roca en la que es frecuente encontrar restos de Posidonia y algas depositados por el mar.

En los salientes o en rocas aisladas se puede observar la presencia de cormoranes (Phalacrocorax carbo). Nos llama la atención su descanso ya que baten las alas y las mantienen abiertas al sol para que se sequen.

Esta cala presenta riqueza a nivel paleontológico, habiéndose catalogado fósiles de moluscos. Nos dirigimos hacia Cala Cantalares, alternando un recorrido entre senda y tramos rocosos junto al mar, hasta que alcanzamos un paseo pavimentado que nos deja a los pies de la micro reserva de flora.

6. Cala Cantalares

650 metros

Atravesamos la micro reserva de flora en el espacio natural de Cala Cantalares. Aquí se puede observar la vegetación típica de los acantilados costeros de poca altura, donde las plantas que crecen han desarrollado mecanismos de adaptación al ambiente o hálito marino. Encontramos los matorrales dominados por el albardín (Lygeum spartum) y que reciben el nombre de albardinares. Entre las especies presentes más interesantes podemos citar: Senecio auricula, gurullos (Anabasis articulata), siempreviva alicantina (limonium furfuraceum) y varias especies de “espantazorras” o “saladillas” (Limonium delicatulum). Esta zona de costa es transitada por aves limícolas, siendo identificables algunas de ellas por sus inconfundibles características, como el zarapito trinador (Numenius phaeopus) con su largo y curvado pico desproporcionado que nace de una cabeza muy pequeña, alimentándose de crustáceos y moluscos que encuentra entre las rocas.

Desde aquí ascendemos unos metros por una senda que progresivamente va adquiriendo un perfil más abrupto, tomando como referencia los mojones que delimitan la costa, conduciéndonos por un paisaje envolvente resultado de la erosión sobre las rocas calcáreas.

Tramo alternativo

Este tramo de apenas medio kilómetro atraviesa el espacio natural de Cala Cantalares, comprendido entre la micro reserva de flora y el jardín situado junto al reloj de sol conocido como “el barquito”, comunicando con la avenida Costa Blanca. En la zona se han llevado a cabo acciones de repoblación forestal, combinando el matorral termomediterráneo con grupos aislados de pinos (Pinus halepensis). En la parte superior hay un camino señalizado con balizas de madera que asciende a unmirador con diferentes panorámicas.

7. Cala Palmera

1000 metros

Hemos caminado por una zona junto a plataformas litorales en las que podemos ver a la garceta común (Egretta garzetta) removiendo el limo con las patas para hacer salir peces y crustáceos. En las plataformas adyacentes a Cala Palmera, fácilmente identificamos trazas fósiles y apreciamos el contraste de las superficies cubiertas de un manto formado por algas verdes (Chlorophyta) como la Ulva compressa. En dirección al Faro, continuamos por el camino superior siguiendo el vallado metálico que lo bordea, pasando junto a una antigua cantera.

8. Faro

650 metros

Nos situamos bajo el Faro, uno de los últimos habitados por fareros en la provincia de Alicante. Este faro de planta circular y volumen cilíndrico se levanta sobre los restos de la torre vigía de l’Alcodre que se construyó en el siglo XVI con la principal misión de avistar la llegada de piratas berberiscos. Descendemos hacia el extremo más oriental del Cabo, dejando a nuestra espalda un pequeño acantilado, encontrando un lugar idóneo para observar la curiosa geomorfología de la zona, apreciando las hendiduras y barras que presentan un aspecto dentado en la costa, con entrantes donde los estratos de las calcarenitas son menos resistentes.

Enfrente, sobre rocas aisladas, es frecuente encontrar algún que otro cormorán (Phalacrocorax carbo) en compañía de grupos de gaviotas de audouin (Larus audouinii). Desde aquí tenemos una buena perspectiva de la playa de San Juan hacia El Campello y, en conjunto, una panorámica con fondo de montañas alicantinas: el Cabeçó d’Or, Aitana, el Puig Campana, la Serra Gelada y la isla de Benidorm en el extremo este.

A pocos metros del Faro, en dirección a la playa de San Juan, culmina nuestro sendero ante un claro ejemplo de discordancia angular, una discontinuidad estratigráfica que separa un conjunto rocoso inferior perteneciente al Mioceno Superior (entre 8 y 10 millones de años) de otro superior del Cuaternario, con sedimentos marinos de lo que sería una playa fósil de hace 100.000 años (Tirreniense)